Abierto, de 10:00-14:00 h y 16:00-19:00 horas
Información y Reservas: museo.leon@jcyl.es / +34 987 236 405
Pero hay un componente de los museos revelador del tipo de sociedad que los mantiene, de la ciudadanía que da sentido a su existencia y amparo a su funcionamiento. La mayoría de los museos de nuestro país son públicos, lo que no significa ni más ni menos que se mantienen con los impuestos de todos, que son de todos nosotros. Pero existen otras maneras, cada vez más, de colaborar en el engrandecimiento de este tesoro común. Y una de las más notables, quizás la más distinguida a la escala de su imagen patrimonial, la más significativa del aprecio que una comunidad siente por su existencia, sean las donaciones de particulares.
En ese sentido el Museo de León tiene suerte. Ya en su origen fue beneficiado de un aporte de energía manada en esencia de la voluntad personal de un grupo de leoneses, ilustrados e ilustres, en las décadas medias del siglo XIX, que lo hicieron posible contra vientos y mareas. Pero además y, desde aquellos lejanos años, algunas de las mejores obras que atesora el museo llegaron de la generosidad personal de quienes confiaron en el Museo como el mejor lugar no sólo para conservar y difundir el patrimonio de todos, sino también el propio y convertirlo así en uno sólo. Son muchas las personas que se han acercado y aún hoy siguen haciéndolo, a su museo para dejar en él un pequeño o gran “tesoro” familiar, un objeto preciado del que no se desprenden del todo, pues saben que estará, para ellos, pero también para todos los demás, en el museo que les pertenece y al que vinculan su nombre para siempre. A ellos, a los que ya no están y a los que han de venir, dedicamos buena parte del trabajo que hacemos y a ellos van dedicadas estas líneas, insuficientes pero con todo nuestro reconocimiento.
Se distinguen tres tipos de actos de entrega de un bien al patrimonio común custodiado en el Museo:
Una vez manifestada la voluntad del donante o depositante, se realiza la recepción mediante la entrega del objeto y la firma de un acta que supone un acto administrativo de constancia del hecho, más tarde confirmado por parte de la autoridad competente. El donante o depositante recibe el agradecimiento de la institución, su nombre aparecerá en cualquier exhibición pública de dicho objeto (si así lo desea el interesado) y en el listado de benefactores que se exhibe a la entrada del museo. Además, adquiere el derecho de visitar el museo gratuitamente a perpetuidad.